jueves, 28 de octubre de 2010

Salvándose de la carga


Algunas veces hay tanto que decir y otras tan poco. Quizás con una acción basta, pero... ¿Qué pasa si en verdad no es lo correcto? Si implica daño a una persona o a más de una e incluso a ti mismo, no vale la pena hacerlo, porque no es necesario, si no más que nada un capricho. Al fin y al cabo, cuando vez que te resistes a algún tipo de tentación te sientes bien contigo mismo, sin esa maldita culpa que susurra en tu oído, después de cometido el crimen: "¿Por qué lo hiciste? ¿Tan débil eres?". Pero en cambio, si no lo haces, tu conciencia se tranquiliza y sabe que puedes dormir tranquilo, sin ningún pesar además de el de estar durmiéndote tarde o, para la gente más sensible, haber tenido si quiera el pensamiento de cometer tal desatino, jajaja.



Cada uno tiene su carga...
Bueno, también a veces las razones por las que te frenas no son las correctas, pero si sirven para no cometer algo de lo que después te sentirías culpable, vale igual. Con tal de no echar un peso más a la mochila que llevamos durante toda nuestra vida... ¡Ups! Creo que no todo el mundo tiene ese concepto claro, pero como lo he conversado tantas veces con muchos de mis amigos de Psicología, sobre todo Emilio, que es el que llego con eso, se me hace tan común que creo que es de conocimiento público, casi que reconocido por la RAE jajaja... Bueno, lo explico: cada uno tiene una carga sentimental en esta vida, al principio sólo es la mochila, vacía esperando a que algo llegue a su interior. A medida que avanzan los años, distintos tipos de cargas emocionales se van añadiendo a tu mochila, haciendo que el peso de esta sea cada vez mayor. Pueden ser penas, culpas, peleas, etcétera, pero la mochila siempre algo tiene. Las cosas buenas son las que te ayudan a avanza, como el cariño y apoyo de tu gente, que te brinda la fuerza y el aliento que necesitas para poder cargar cada vez más peso, porque, reconozcamoslo, mientras más penas y desaliento tenemos, es cuando más cariño te brinda tu círculo cercano, aunque muchas veces no es necesaria una tragedia para dar un montón de cariño, siempre que se hace pesada la carga, hay más de un hombro dispuesto a ayudarte a llevarla. El amor es así.

Uff... Me desvié del tema. Pero creo que no vale la pena volver. Se entiende mi punto (creo).

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