miércoles, 25 de agosto de 2010

Tonto corazón.

Si, yo lo entrego así, simplemente voy con él en la mano
pero me lo devuelven en pedazos.
¿Qué puedo decir? Creo que escribir en mi blog está relacionado con cursilerías e historias medias romanticonas de mi día a día, pero como creo que todo tiene alguna razón de ser, lo más probable es que la razón de eso sea que necesito desahogarme, sacar sensaciones que digo de forma mucho más informal a mis amigos y confidentes y al decirlas así, me enredo con mi forma de hablar, pero aquí se hacen mucho más fáciles de decir, ya que pruebo las palabras y saboreo el resultado, como un gran chef que ve los ingredientes que faltan o quizás se exceden en su plato principal, simplemente, creando su obra de arte.


Bueno, la idea de esta entrada la tube ayer, conversando de la vida con mi amiga Nati Parrao, sobre el sentimiento más buscado por todo ser humano: el amor. Dándonos vuelta en distintas situaciones de nuestras vidas, recordé y reflexione sobre todas las oportunidades que he tenido... realmente, no he sabido valorar algunas oportunidades y he sobre valorado otras.


Es TAN cierto cuando dicen "Las mujeres siempre se fijan en los que más daño le harán, no en aquellos que las quieren de verdad"... Pero aunque sea verdad, lo es solo en algunos casos, ya que algunas le han acertado totalmente con su elección, lástima que no sea yo una de ellas. He tenido grandes oportunidades, con chicos que en verdad me quieren, que darían todo por mi. Yo los he querido también, pero no he podido seguir con ellos, siempre he elegido el camino que más dolor me traería, en el que estaría sola, siguiendo a un amor imposible, alguien que no sabe siquiera lo que causa en mi, por ese estúpido miedo que tengo a hablar de los sentimientos. Creo que no me cuesta decir un "te quiero" cuando lo siento, pero decir un "me gustas" es realmente un suplicio para mi, me cuesta tanto que ni siquiera lo intento, los nervios me comen, no me dejan hablar en libertad, expresando por completo todo lo que quisiera decir. Aunque he desaprovechado buenas oportunidades, no ha sido solo por razones egoístas, si no porque sé que no me habría entregado en un 100%, habría estado una mitad de mi con él (o quizás menos) y la otra en algún otro lugar, con mi corazón.


Es lamentable que mi corazón no sepa elegir de quién me enamoro, quien me gusta, quien es el que me mueve el piso y cosas por el estilo, porque hasta ahora, creo que me ha hecho y se ha hecho más daño que bien. Tonto. 

lunes, 23 de agosto de 2010

Feeling the moment


¿Cómo te puede afectar tanto una estupidez? Quizás sea porque la estupidez, para ti sea algo más que eso, tenga un significado realmente importante, trascendental, un trasfondo que solo tú puedes sentir.

Ganar o perder. Si ganas algo, sobre todo si no es algo si no a alguien, nunca querrás perderlo, pero ¿qué puedes hacer si se quiere ir? No queda más que abrir las manos y dejarlo ir, pero siempre teniendo la esperanza de que volverá, y todo será igual o incluso mejor que antes. Hasta luego.

viernes, 20 de agosto de 2010

Sin dormir

Mucha falta de sueño. Es una buena explicación para tener un enredo gigante en la cabeza ¿cierto? Pero no sé si durmiendo comprenderé mejor todo lo que pasa por mi mente en estos momentos. Bueno, no solo en mi mente, si no con mis sentimientos y el bla bla típico de las cursilerías que surgen en los momentos que menos necesitas saber de ellos, ya que no es un buen momento para reflexionar ni, menos, encontrar una solución.

¿Cómo bloquear un sentimiento? ¿Por qué no se puede mandar el corazón? Siempre he querido hacerlo, pero los intentos han sido siempre en vano o con un resultado completamente superficial, que dura un lapsus realmente corto, que no ayuda, sino que complica la situación cuando vuelve a aparecer, como una herida nunca sanada, que sigue doliendo igual que al principio o peor, por el hecho de que sigue abierta y sin siquiera tener la intención de empezar a cicatrizar por la falta de cuidado. Realmente no es recomendable hacerlo.

El camino a seguir nunca ha sido simple ¿a quién no le complica buscar una solución? pero es lo mejor antes de tratar de luchar contra un sentimiento, ya que en una pelea frente a frente siempre se va a perdida. Hay que buscar un tipo de acuerdo entre el sentimiento y la mente, las razones lógicas que te llevan a querer frenarlo.  Esa es la solución.

Ojala esta vez, no se demoren mucho en firmar ese acuerdo. Lo necesito para no complicarme la existencia.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Como que si... pero no

No me entiendo a veces.

Algunos días mi ánimo no sirve para nada, con suerte me hace caminar; pero en otros, sin explicación alguna, soy capaz de levantar a un muerto. 

Ayer, por ejemplo, comencé el día sin ánimos. Caminaba por inercia al lado de la Fran que, en vano, trataba de resumirme brevemente el texto que debería haber leído ayer: "¡Estas tres palabras salen en toooooodo el texto!" reclamaba animadamente a mi lado, mientras yo pescaba de vez en cuando una que otra palabra para hacer una pregunta obvia o, con algo de suerte, una más difícil.
Al llegar al metro, descubrimos que nuestra línea (la cinco) tenía problemas y con ese inconveniente llegaríamos irremediablemente tarde, así que nos resignamos a esperar en el andén mientras más gente llegaba y con una mirada furibunda trataba de divisar el primer vagón del metro, que no tenía intención de aparecer aún.

1 minuto... 3 minutos... 5 minutos... 10 minutos... ¡Por fin llegó! Nos subimos rápidamente de las primeras, quedando sepultadas al fondo por la multitud que venía tras nosotras.

Al rato, después de llevar un par de estaciones arriba de él, vi un rostro que me parecía familiar y al mirar más detenidamente sus facciones, al terminar un gran bostezo, me di cuenta de que sí, era él: Nando. Le avise a la Fran y salimos corriendo, para poder quedar en la misma puerta del vagón que nuestro amigo y así conversar con él.

"San Joaquín" Apenas escuchamos esas palabras volamos desde el andén hasta la facultad de ciencias sociales, y al llegar, nos quedamos con Nando peleando con las máquinas expendedoras de bebidas un rato antes de entrar a clases, mientras que la Fran entraba a dar el control que correspondía a su sección. Conseguí sacar una CocaCola. Entramos, intente poner atención, y con suerte comprendí 1/4 de lo que se dijo en el bloque, tomando en cuenta que en ese cuarto llego lo que más ansiaba escuchar "Bueno niños, hagamos un descanso de 10 minutos y volvemos". Salí casi corriendo con Pedro, a comprar una RedBull. Volví a llegar atrasada y la famosa bebida energética no hizo efecto. Dormí.

Hora de almuerzo. Filas interminables de animados alumnos conversadores tratando de conseguir comprar un buen almuerzo. El local más concurrido de sociales, "La Casita" estaba lleno. "¿Vamos a ingeniería?" me preguntó la Nacha. La idea me encantó, ya que esos almuerzos, además de ser más baratos y convenientes, son mejores. Corrimos las dos donde se encontraban nuestros amigos comiendo, en el pasto. "¡Nos vamos a ingeniería!" exclamamos mientras sacábamos rápidamente nuestras mochilas del círculo y comenzábamos a caminar (casi correr) hacia nuestro destino, pero Pedro nos detuvo, pidiendo que lo esperacemos para ir con nosotras.

Ya en el camino, nos encontramos con mi wachi, Feño, y Anita, que se unieron en nuestro almuerzo. 

"Buffet 3." "¿Digo 3?" "No, buffet 3." "Ahh... 3 entonces." "Pero buffet 3." "Ahhh, ahora si." Emilio no estaba acostumbrado a comprar ahí y al parecer, yo no parecía expresarme bien. Por fin lo compro y nos sentamos.

"¿Y la Nacha?" pregunte entre medio de las risas que contagiaban en la mesa, "No sé, desapareció" respondió Emilio antes de irse a conversar con Claudio que venía en su búsqueda, acompañado del Edu que se quedó con nosotros. La Anita también tuvo que irse así que finalmente quedamos solo 4: la Feño, Edu, Pedro y yo. 

Caminamos sin rumbo hasta que finalmente se nos ocurrió una brillante idea: Renzolandía. Primera vez que iríamos sin una chela en mano, aunque créanme que la idea nos tentó, pero siendo sinceros, nos bastaba con una buena conversación, que incluyó su lado serio y el otro, que no podía faltar, chistoso.

El grupo volvió a segregarse y quede sola con Edu, para irnos a nuestra sección de Antropología. Aunque no lo crean, escribí, puse atención y aporte. Hace tiempo que no hacía eso y lo disfruté. Fue una buena clase. Pero el siguiente módulo, de mi electivo "Introducción a la Narración" no vale ni ser nombrado, exepto el final, dónde me reí con los dibujos desesperados de la Sofi en el borde de mi hoja, contando los minutos que restaban para salir, para no quedarse quieta y dormir como toda la primera mitad de la clase. 10, 9, 8, 7, 6,5,4,3,2,1... Nos fuimos al metro.

"No, juro que no me perderé" dije al despedirme en la estación Parque Bustamante. Con la energía que andaba solo me largue a caminar derecho, como lo hago siempre que ando con la Fran, pero sin percatarme que la salida que tome no era la que debería haber tomado. Después de caminar un buen rato y no encontrar nada conocido lo supe: me había perdido. Me reí por la idea de contarle a Pedro cuando lo viera y comentar esto con mis demás amigos, ya que aunque lleve un buen tiempo en Santiago, mi distracción sigue siendo igual o peor que antes, así que sinceramente, si necesitan una dirección o llegar a algún lugar, no soy la mejor para el trabajo. Camine mucho, pero para mi sorpresa, disfrute todo el recorrido. Quizás me hacia falta una caminata a solas. Al rato, cuando vi que Vicuña M. había cambiado y el transito tenía solo un sentido, me asuste un poco (aunque mi inconsciente sabía que podía encontrar sola el camino a mi departamento) y le hice una pitanza a Ike, esperando que él me salvara, y como nunca me falla, me llamo. "Puta, Cota. ¿En qué calle estai?" "No sé, Vicuña Mackenna con... eee... no sé" "¡Pero puta, Cota! ¿Como no cachai? A ver, camina en sentido contrario al cerro, hacia el sur" "¿Qué cerro? ¿Dónde está el sur?" "Pero puta, Cota! ¿Me estai weando que no sabí donde está el sur?" "¡No sé po! Para, me devolví y ahora estoy en Vicuña Mackenna con Francisco Bilbao" "Ya bacan, quedate ahí, yo voy pa allá". Al rato, llegó con la Gabi, mirándome con una cara que demostraba entre enojo y entretención por mi falla. Con unas rápidas y claras indicaciones de la pareja, camine un buen rato más y llegué sana y salva a mi departamento, feliz por la aventura que había tenido. 

Termine el día con una energía impresionante, si me hubieran ofrecido carretear creo que habría ido corriendo. 

¿Ven? Así es como hasta uno solo de mis días puede ser bipolar, entre ánimo y desánimo, entre felicidad y melancolía, entre que si y no. Pero creo que en este jugo una gran amiga y compañera: una Red Bull.

lunes, 16 de agosto de 2010

Comienzo

No sé, nunca había pensado en tener un blog, pero creo que me servirá en los momentos que necesite un "Break" de todo, una expresión de lo reprimido ¿Por qué? Simplemente, creo que es más fácil expresarse por escrito, saboreando las palabras, dejando un testimonio del momento, de aquello que vives y que a veces olvidas, pero así, escrito, queda. 


Momentos... la vida está hecha de ellos. Algunos buenos, otros malos, pero siempre vale la pena vivirlos y siempre se aprende de ellos. Este, es el momento de empezar algo nuevo: bienvenido a mi vida blog.